Sumergiéndose en el abismo no queda más que
latir, cual corazón, otra vez y constatar que se es parte del pre existente que
ordena la regla por la que se hace más fácil las situaciones verídicas jamás
impedidas.
A un derroche de facilidad que ostenta la
sugerencia impelida es el atributo modesto de ignorar mejor a lo que no puede
ser sin haber sido antes creado. Las Dudas son efímeros sucesos para leer con
lente especial, después de seguir la consolación al mentor directriz de un solo
temor al único sentido para que surta efectos posibles las cunas nobles de
admirados padres. En el distrito a la que una plaza se esgrime le hace vocación
el refinamiento postrado de la fuerza falsa, daño inagotable del vencido,
porque sus espíritus existen, cosechados y que tanteados desde la división se
relacionan con la carne que no tiene dueño. Valiéndose y ocultando sus sombríos deseos del
colectivo, se hace mella al corazón blando que tanto ha llamado y que siempre
lucha aunque no esté. RC